Luces y sombras

07 ene 2020 / 08:50 H.
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Al girar la esquina para evitar la saturación de las luces de las fiestas que crean un paraíso artificial que evade de la realidad y condicionan emociones, apareció una pintada en grandes letras que decía: “Votar es antidemocrático”. Debajo, la A del símbolo anarquista. La idea que me surgió fue: ¿Es mas democrática la asamblea, en cualquiera de sus formatos? En esta, situando a personas que coincidan con los argumentos de quien habla —en ubicaciones claves dentro de grupo que escucha— es posible influir en las opiniones de estas con solo aplaudir y repetir palabras clave del discurso. No es cuestión de libertades y empoderamiento político sino de conducta gregaria, de cómo actuamos las personas en grupo. No parece que la idea de la pintada sea patrimonio exclusivo de la firma por lo que se pudo ver en la sesión de investidura. La oposición despreció la presencia y argumentos de personas que representan a la ciudadanía. Es antidemocrático mostrar actitudes, palabras que no entran dentro del marco democrático y el ejercicio legítimo de la crítica. ¿Se imaginan que con quien comparte su trabajo le indicase que es usted una “mal nacida” con el objetivo de cooperar en el éxito del mismo? Nuestra democracia requiere consolidarse como una cultura. Es expresión de la norma que regula la convivencia, la Constitución. Si se consideran constitucionalistas deben dar contenido a la democracia reconociendo el respeto a opciones distintas. También son ciudadanía. Con su actitud parece que obedecen a la desesperación de quien cree que solo sus votantes son ciudadanía con derechos. De quien cree que la democracia “es el mercado amigo”, y cualquier cambio, pérdida de poder. Desarrollar la Constitución es regular e igualar en privilegios a toda la ciudadanía. No cabe el uso del parlamento como “un mercado de ideas” basado en falacias, distorsiones e insultos. Mostrándolas como la oferta más radical para quitar clientes a la competencia desde el miedo, siempre vende, hasta el punto de quien debería tener mesura, llamando en las Redes a las armas. Esto no es entender la Constitución. Tenemos un alto interés por las banderas, pero cuesta reconocer la de Europa. Asumir que en su esencia está la pluralidad, la equiparación del acceso y redistribución de los recursos que pasa por el aporte de impuestos, menores aquí que en el resto de la UE. La sabiduría popular lo aclara: “Eres interesado para lo que quieres”. En la Constitución democracia no es solo votar. Es dialogo en las decisiones colectivas. Es entender las múltiples realidades y necesidades de la ciudadanía. Es el mejor método imperfecto para la convivencia. Exploremos posibilidades. Más democracia es transparencia y mayorías relativas que obliguen al acuerdo. Sin bloqueos, con el diálogo. Este siempre es mejor que el juez y el palo. Quien escribe no es ingenuo, es lo que debemos exigir. No den lecciones de constitucionalismo. Séanlo realmente. No manipulen ni patrimonialicen.

Ayer fuimos Magos de Oriente. Cuento lleno de luces y sombras. Idealizamos una realidad inexistente con finalidad didáctica basada en el consumo. Un relato en el que nos creen magos. Creamos distracción con palabras ocultando el truco. Espectáculo ajeno a la verdad que cree, quien no la reconoce. Hoy podrá existir o no un gobierno, pero será por voluntad de la ciudadanía, no de extremismos. Cuidado con los magos del Parlamento.

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