Los tres heridas que tiene el patrimonio cultural en la ciudad de Andújar

01 may 2019 / 09:36 H.

Pese a ser Andújar una de las ciudades en las que más se ha cuidado el patrimonio histórico artístico en los últimos cincuenta años, el lamentable estado en el que se encuentran algunos edificios emblemáticos hace que una ciudad que tiene como fuente de riqueza el turismo, pueda mostrar la importancia que para la historia de Andújar tienen. Hay que destacar la labor realizada en la recuperación de edificios para uso público o para museos, así como todo lo relacionado con el patrimonio antropológico, costumbrista y artesanal. No podemos decir que, hoy por hoy, más allá de las críticas a nivel profesional, en Andújar haya habido desidia en lo que al patrimonio se refiere. Incluso una reciente asociación se ha comprometido activamente en la rehabilitación de algunos detalles del patrimonio.

Hay, sin embargo, tres lugares emblemáticos de gran valor artístico cuya restauración se van pasando de mano en mano los últimos gobiernos municipales y que son importantes por su significado incluso en la historia de la provincia. Algunos de ellos fueron tratados mediante el sistema de urgencia por la Junta de Andalucía hace más de quince años, pero todo hace indicar que con el paso del tiempo desaparecerán, como sucedió con la antigua judería por parte de los proyectos urbanísticos, tanto de Regiones Devastadas como de los alcaldes de los años 60.

El primero de ellos, se trata de un yacimiento arqueológico situado en el altozano Pérez de Vargas, que hace veinte años fue descubierto, estudiado y catalogado, subrayando los arqueólogos que su importancia estaba en que podría ser el yacimiento más antiguo de la ciudad, incluso el primer asentamiento humano en la primera terraza del río, no lejos del puente. Hoy, esa excavación está tapiada y los restos llenos de abrojos y basura. Ha habido varios intentos de intervención y desde la Junta de Andalucía se han postergado aduciendo la falta de presupuesto. Es, quizás, una de las urgencias culturales de la nueva Corporación Municipal.

En segundo lugar, se trata de grandes lienzos de la muralla almohade, cuyo perímetro es bien conocido y de los que quedan en pie algunos torreones. Sin embargo, la zona más amplia de muralla, situada frente a la casa donde vivió el escultor González Orea, son todo cocheras y garajes particulares que por falta de un adecuado plan local de expropiaciones presentan una estampa realmente llamativa para los turistas que realizan la llamada Ruta de la Muralla. En este sentido, también hay que destacar la urgente intervención de la conocida como Torre de la Fuente Sorda, rodeada de casas y edificios demolidos, justo a la entrada de la ciudad. En tercer lugar, se encuentra el camarín de la antigua parroquia de Santiago, que es un templo no abierto al culto y que su factura ornamental está definida como una de las más importantes del triángulo de camarines, también compuesto por el del Señor del Llano, en Baños, y el del santuario de Zocueca, en Bailén. Son pocos los ciudadanos jóvenes que conocen este camarín en una iglesia convertida en sede de Cáritas, aunque es de propiedad municipal y mediante un acuerdo fue cedido a la iglesia de Andújar.

Una de las obras también necesarias tienen que ver con el cuidado de las fachadas, la arquitectura de comienzos del siglo XX y de otros rincones en los que no se puede intervenir por ser de propiedad privada.