Los árboles moribundos

    11 sep 2021 / 15:16 H.
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    Estoy paseando por Jaén. Los palmerales de Jaén, tan numerosos como en Elche, ya solo son un cementerio de hojas muertas, porque el terrible escarabajo picudo los he asesinado. Si viviera Federico de Mendizábal, que se enamoró de las palmeras, los cipreses, los chirris y las pastiras, se pondría tan triste y melancólico como un día de difuntos. No le voy a echar la culpa a los parques y jardines del Ayuntamiento, pero lo cierto es que entre todos las mataron y ellas solo se murieron. Estoy paseando por el magnífico Parque del Bulevar. Hasta hay perales y encinas que ya han sido desgajados por manos macarras y estúpidas. Enormes bloques de pisos forman y conforman el Bulevar con sus aciertos y sus problemas. Jaén es tan antiguo como Venus que acaba de aparecer por el este. En la calle Catalina Mir Real plantaron plátanos orientales, mas se están secando debido al enorme calor que hace. A estos árboles, ya casi moribundos, le pusieron una red de tuberías soterradas, pero la cosa pinta bastos, es decir, que se irán al cementerio de las palmeras para hacerles compañía en la otra vida. Está bien plantar árboles, pues son la prolongación de nuestros pulmones, ahora bien, si no se cuidan como es debido, mi gozo en un pozo.

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