Lo del tuntún

La todopoderosa editorial Espasa ha decidido conceder su premio de poesía a un tal Rafael Cabaliere. Uruguayo. Instagramer. Un tipo que no escribe poesía. Lo juro: he leído sus supuestos poemas y no son más que frases empalagosas troceadas al tuntún por el intro del teclado. Y esto me afecta. Aunque hoy día la Literatura esté camino de extinguirse en el currículum educativo (y en el mundo), me gusta recordar de cuando en cuando que yo llegué a la docencia porque las letras y la poesía me corren por las venas. Llevo años intentando explicar en mis clases el concepto de poesía y casi siempre consigo que los alumnos me entiendan cuando la comparo con aquello que no lo es. Así que felicito a los miembros del jurado, porque me han proporcionado una potente herramienta para cuando llegue al género lírico con mis chavales de primero de ESO. Y, si toca, lo repetiré delante de los 37 alumnos de segundo de Bachillerato. Ah, ¿que no lo saben? Pues aprovecho, aunque no tenga mucho que ver: se me vienen a la mente (será por lo del tuntún) las bocazas enormes de consejeros y delegados de Educación, rumiando eso de la vuelta segura, cuando hay institutos que acogen casi a 40 chavales en aulas de menos de 40 metros cuadrados. Y paro aquí, que me conozco...