A la ministra

    08 nov 2020 / 22:16 H.
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    Muy señora mía: Estos días vengo oyendo que quiere usted que los niños puedan pasar de curso sin límite de suspensos. Permítame decirle que no lo entiendo, y que, con todo respeto, a mí se me figuran malas intenciones disfrazadas de buenas. ¿Acaso tratan ustedes de embrutecer a nuestros jóvenes? Allá por la Segunda República, en los años treinta, mi abuelo, don Manuel Alcalde Diosdado, director de un semanario y vicepresidente provincial de un partido político de centro (lo digo para situación del personaje), escribía que lo mejor para impedir que los poderes públicos abusen y manipulen a los ciudadanos es la “culturización de las masas”; no, señora mía, la “inculturización de las masas”, que es lo que parecen perseguir. Esgrime su Gobierno que es que psicológicamente los niños se vayan a “romper” si se les exigen resultados de simple aprobado, un cinco —con los niveles de estudios ya por los suelos—, y atentan con ese argumento contra el sentido mismo de la educación, pues si a un niño no se le exigen unos mínimos, el resultado final de su vida académica, y personal, Es ser hombre o mujer pobre en conocimientos que poco o nada sabe. Qué fácil es entonces hacer lo que se quiera con ellos.

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