Legal y justo, pura entelequia

Legal y justo? He aquí un dilema difícil de solucionar. Se puede dar carácter de legalidad a asuntos en función de los intereses del legislador que, a sabiendas o no, pone negro sobre blanco una Ley que puede estar muy alejada del sacrosanto concepto de justo. Ocurre, demasiado a menudo, que se deviene divorcio entre Ley y Justicia. A ello ha de sumarse la interpretación última que los jueces dan a los asuntos. Así podemos encontrarnos un mismo delito, una misma Ley, y resultan, en última instancia, una variedad de sentencias difíciles de entender; y sí, acatar, siempre, entender, complicado. Cuesta digerir que matar un lobo, por poner un ejemplo, sea legal pero la gran mayoría concluimos que carece de toda justicia. Otra cosa bien diferente es observar cómo, tanto tienes, tanto vales, y así ni Ley, ni Justicia. Si eres poderoso el trato es bien diferente a cuando, quien entra por la puertas de los juzgados, es el famoso “roba gallinas”. Aproximar la Ley a la Justicia, difícil, aunque a veces da la sensación que la pretensión es crear un abismo insalvable entre ambas.