Las víboras son letales
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Hoy comparto una parábola. Había una vez, no en desiertos remotos ni en montañas lejanas, sino aquí, en nuestro entorno, una familia con gran poder mediático que adquirió una serpiente venenosa como mascota. Al principio, el ofidio hacía gracia, vivos colores, movimientos armoniosos. Se hizo espectáculo verla comer ratones y carne despezada, se mostraba como experimento para ver hasta dónde llegaba...
DIARIO JAÉN PURO ZUMO
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