Las cenizas de Angela

Tras la segunda Gran Guerra las dos Alemanias emprendieron la recuperación social y económica de un pueblo vencido, extenuado y horrorizado cuando conoció el rostro criminal del nazismo. La Alemania libre contó con la ayuda del plan Marshal y se convirtió en la tercera economía del mundo. La zona oriental con un régimen basado en el modelo ruso, con menos recursos llegó a ser la undécima potencia del mundo. Aquellos milagros vinieron a demostrar que junto al método escogido, fueron decisivos acicates para lograr que la reunificación de las dos Alemanias siguiera conquistando metas que le llevaran a ser considerado un país serio y solvente. Sucesivamente los Brandt, Kohl, Schmidt y Angela Merkel supieron afianzar a ojos del resto esas virtudes. La Merkel ha sido austera hasta para su imagen y ello ha supuesto cancelar inversiones y no adoptar medidas de modernización que mejoraran a las clases menos favorecidas. Su humanismo cristiano la llevó a aceptar un millón de inmigrantes pero se fue dejando incentivar el gasto público. Eso supone unas enormes diferencias de rentas entre alemanes que tendrán que solucionar sus socios socialdemócratas. Se va con el respeto de muchos pero deja candentes sus cenizas políticas.