La rueda y el otro

    03 oct 2019 / 08:52 H.

    Alguien” inventó la rueda y mostró su invento a “Otro”. Otro comprendió la importancia de la rueda y mató a Alguien y a su descendencia. Luego mostró el invento. Hizo ruedas para reyes y emperadores. Las ruedas traían alimento desde el campo a las ciudades. Todo el mundo quería ruedas. “Éste”, sus hijos y nietos hacían ejes; y “Aquel”, sus hijos y nietos hacían aros y radios para ruedas. Hicieron ejes, aros y radios hasta que sobraron ejes, aros y radios. En realidad, quienes sobraban eran ellos mismos. “No puedo matarlos —se dijo Otro, soberano universal—, pero sí puedo hacer que nazcan menos y que mueran más y más rápido”. Promovió el onanismo como práctica preferente, elevó el sexo no fértil al rango de excelencia y creó equipos técnicos que recomendaban la eutanasia a los individuos carentes de utilidad social. Contrató a alborotadores que provocaron malestar y guerras de exterminio controlado. “Otro” estableció algebraicamente la cota de reposición o de equilibrio entre elementos (obreros, empleados y técnicos) entrantes y salientes para la salubridad de la actividad económica y para la perpetuidad del sistema establecido. Aún está en el poder.