La noche

    12 ago 2021 / 16:55 H.
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    Se hizo la noche permanente sobre la tierra. Bandas de siniestros pájaros surcaron graznando amenazadoramente un cielo sin estrellas. Algunos hombres enmudecieron, otros lloraban y la mayor parte enloqueció. Empezaron a matarse entre sí y luego sacrificaban a miembros de su propia familia. La gente se reunió en el templo. Se disponía el fraile a pronunciar las palabras rituales de la consagración, cuando la mujer sucia y desgreñada abrió la puerta. Descalza, arrastrando los harapos mugrientos avanzó por el centro de la nave. Emitía los gruñidos de los cerdos. Un hedor inmundo inundó el templo. Los feligreses se contenían para no vomitar. El monje palideció. La mujer iba tambaleándose, como borracha o poseída por el Diablo. Llegó al altar. Dirigió, con un odio que estremeció los muros del templo, las ofensas más procaces contra María Santísima, asunta a los Cielos. Reaccionó el oficiante y mandó en el nombre de Cristo callar a Satanás y salir de la mujer ¡Sea! respondió el Maligno ¡pero a su precio! De las entrañas del cura salió el grito de Munch y cayó fulminado. Solo las oraciones del obispo y la intercesión de la Virgen de agosto lograron recuperarlo. Poco a poco se hizo la luz.

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