La mitomanía no pasa de moda

    07 feb 2020 / 08:41 H.
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    U n concierto de críticas hacia la falsedad: La mentira es una enfermedad imperfecta. No mata en su primera causa, pero con el tiempo, aísla a la persona farsante. Ser diana de la falacia, siendo juicioso de ello es como despertar en un charco de agua fría cada mañana. Que busque piedad allá donde fuere, el ser que piense que el servicio y uso de la trola, es de coste gratuito. La mitomanía eleva a todos los mentirosos que la usan, a una nave onírica en la cual viajan por el tiempo. Creyendo que su uso les produce beneficios exprés quedándose arrobados, con la escapatoria puntual del momento. Siendo la “evasión” el motivo más frecuente del engaño. Pero ellos, los mitómanos, lo que no quieren percibir es que mentir cierra de un portazo la solución al problema. El embuste navega sin descanso entre almas corruptas que no sabían que lo eran. Su coste es la expansión silenciosa de un veneno corrosivo que se extenderá con el convertido vicio de mentir. Y ofrecerá sus insalubres servicios embaucando a entes débiles, cobardes e interesados que la quieran usar. La mitomanía no pasa de moda, aísla a quienes la practican, ofreciendo a cambio una soledad de muchos quilates, como una joya fina tallada en el fraude.

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