La luz en la montaña

    09 dic 2020 / 16:20 H.
    Ver comentarios

    Los montes de Judea se vestían
    de estrellas, de plata de luceros
    se teñían sus manos. El viento
    era un susurro, como si las alas de miles mariposas batieran el aire en sus danzas de cortos vuelos y bellas
    creaciones. La tarde se iba alejando
    poco a poco, y poco a poco el claro firmamento transformaba su rostro. El negro terciopelo salpicado de estrellas era el gloria de un palio de esperanza. Un rumor de jacintos destilaba la
    noche y blancas azucenas derramaban su aroma. Una estrella brillaba titilando aleluyas, sus compases de luces encendían el cielo, cerca de la montaña
    venía al mundo la luz. Rompió su
    llanto el silencio cuando en la noche santa nos nacía un Lucero, un clavel
    de consuelo... un poema de estrellas
    recitaba la noche mientras la más
    dulce ternura se veía en los ojos de Aquel que moraba ya entre nosotros. Todo el espacio se iluminó de Dios,
    una música suave envolvía con sus
    notas la dulce madrugada. La paz se derramaba y se hacía presente, como el humo
    del incienso aquel lugar sagrado se envolvía en su aroma. Oh, dulce noche, oh excelsa
    madrugada, de poéticos sones, de ternura infinita, en tus manos dormidas Dios, hombre entre los hombres. En sus ojos de
    luz despertaba la vida. Oh, noche, nos
    lo diste, oh amable madrugada, de
    aromas y de sueños, de poesía que entonaba un himno de caricias entre estrofas de besos. Qué verso recitaste, qué
    canción soñadora, qué silente armonía, qué tierna melodía, antes de que la
    aurora volviera entre sus luces, la luz
    en la montaña lucía entre resplandores. El amor deshacía su aroma entre las
    flores. “Al verte, Jesús mío, y contemplar tu rostro, hoy mi alma
    se postra en tu dulzura, en tu paz, en tu luz y
    en tu ternura”. Como aquellos pastores que
    tuvieron la gracia de poder contemplarte. También puedo
    sentir tu aroma de jazmín que me
    enamora. Y hoy siento esa noche serena de estrellas y luceros. La luz bajo
    los montes de Judea, una noche de
    aromas de azucena.

    Articulistas