La letra pequeña de pensiones

Ala alegría inicial cuando nos conceden un préstamo, le sigue la desazón cuando por dificultades, conocemos la letra pequeña. Es lo que ha ocurrido con el acuerdo sobre las pensiones del Gobierno con la patronal y sindicatos y el posterior día malo del ministro Escrivá. Que el anteproyecto de Ley recoja exigencias del movimiento de pensionistas es un triunfo de las movilizaciones populares, pero no olvidemos que frente a la aparente derogación de la reforma de 2013, actualización de las pensiones con el IPC y derogación del factor de sostenibilidad, el acuerdo alcanzado plantea avanzar en una reforma estructural que señala ahora a los “baby boomers”, para los que se insiste en alargar su vida laboral y cobrar menos pensión. Más que nunca, la exigencia de la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP) de impedir su privatización, poniendo un candado a nuestra pensión, formalmente blindándolas en la Constitución como un derecho fundamental, es la alternativa a la que cada vez se unen más organizaciones y la fuerza que va a permitir abrir un debate amplio y sosegado en la sociedad que ponga de manifiesto qué medidas fortalecen las pensiones públicas y cuáles las perjudican.