La humanidad

Cuando piensa en la eternidad lo hace mirando hacia adelante. Está convencida de que lo eterno solo se encuentra más allá del final de los tiempos. Se equivoca, pues la eternidad también está en el pasado. No puede verla, pero es mucho más real que cualquier futuro que pudiera imaginar. Por más que indague en lo más profundo de su ser, su limitada capacidad solo le permitirá llegar a ser primate, dicho esto con todos los respetos hacia los primates. Nunca conseguiremos saber quién ocupaba nuestro espacio cuando las luces de la noche se encendieron por primera vez. Qué piedra o qué llama. Qué luz u oscuridad. Si había sueños o los habrá. Y sin embargo, con solo levantar la mirada a cualquiera de esas luces que llamamos estrellas podemos ver el pasado. Miles de años veremos cada vez que al cielo miremos. La noche nos enseña a recordar y descubrir todos los tiempos. La soberbia de la humanidad le hace creer que está por delante de los sueños y de los hechos. Del futuro y del pasado. Solo una mirada nos separa de la estrella que vemos, de la que queremos ver y de la estrella que fue. Yo tengo una estrella en el pasado, otra en el presente y mil noches en el futuro. Y no me caso con nadie.

27 de agosto de 2019