La evaluación en el covid-19

    29 abr 2020 / 16:28 H.
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    Si desde hace ya un tiempo la evaluación se entiende como un acto de reflexión colectiva de un equipo docente sobre el alumnado, en las circunstancias actuales cobra mayor relieve. Y si normalmente las condiciones entre el alumnado son muy distintas por el ambiente en el que cada uno se desarrolla, los estímulos culturales de la familia, los medios de los que disponga, etcétera, en el momento que vivimos, sin clases presenciales, esa diversidad se dispara. Por ello no puede aplicarse la ley tal cual en cuanto a evaluación. Una situación excepcional requiere medidas del mismo calibre. En esto parecen estar de acuerdo desde los políticos hasta el último que se lo cuestione. Ya discrepan cuando se empieza a hablar de suspensos para pasar o no de curso, o cuando se habla de aprobado colectivo. Se le exige al Ministerio de Educación que ejerza sus funciones porque la ley de educación (Lomce) es de su competencia y fija el número de suspensos. Yo estoy con la ministra: en estas circunstancias no se puede hablar de número de suspensos; y voy más allá, habría que dejar en manos de los equipos docentes, que son los que conocen más de cerca la realidad de cada discente, esa decisión. Con número de suspensos o sin él en la evaluación final se ha venido estudiando cada caso, y no me cabe duda de que el profesorado será especialmente sensible en este escenario. Así pues, bastaría con que el Ministerio propusiera alguna disposición transitoria para la excepcionalidad de este curso. El aprobado general propuesto por alguna comunidad es una mala medida, pero no porque suponga un agravio comparativo con los alumnos que se han esforzado, como dice el consejero Imbroda, pues en la evaluación no hay que comparar con nadie, sino entre dos momentos distintos de una misma persona. Se trata de observar la evolución de cada uno valorando sus logros, sus dificultades y sus posibilidades de conectar con los contenidos del curso siguiente, y contemplando la repetición como un último recurso de ayuda y no como castigo. Además, si hay una evaluación continua y solo se ha perdido parcialmente un trimestre, ¿qué sentido tiene?

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