La descuidera del Colce

    26 mar 2021 / 10:16 H.
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    Corría el año 1996 y Manuel Chaves que era presidente de la Junta de Andalucía gobernaba en minoría debido a que el Partido Popular e Izquierda Unida votaban en contra de cualquier iniciativa parlamentaria de forma sistemática. Aquella situación inédita en la que dos fuerzas antagónicas se aliaron para hacer imposible la gobernabilidad fue denominada como la “pinza” y la solución final ante la imposibilidad de aprobar unos presupuestos, fue que el señor Chaves tuvo que convocar elecciones anticipadas, tras las cuales pudo gobernar con el apoyo del Partido Andalucista. Es en este contexto político, cuando una tarde paseando con un buen amigo a la sazón alto cargo de la Junta le escuché hablar por primera vez de una joven promesa política cordobesa que, como concesión en primer lugar por la cuota de partido que correspondía a Córdoba y en segundo lugar y no menos importante por el hecho de que también era mujer, y así se cumplía con la necesaria paridad femenina iba a ser propuesta para el cargo de consejera de Cultura. En opinión de mi amigo que además de excelente estratega político, conocía todos los entresijos del PSOE en Andalucía y además era una persona a la que escuchaba el señor Chaves cada vez que tenía que tomar una decisión, la tal señora que poseía una buena formación académica, no tenía ni la más mínima cualificación política ni ninguna otra cualidad que la hiciese idónea para ocupar ese cargo. Puedo afirmar, que ante este insólito nombramiento, otro compañero del consejo de Gobierno afirmó de forma que se podría calificar como machista que “ya tenían otro florero”, y no doy más detalles al respecto.

    Ahora esta anécdota no tiene demasiado interés, lo que sí es preocupante y afecta a todos los ciudadanos de este país, ha sido la posterior trayectoria ascendente de la susodicha señora que ocupa puestos de poder de los que depende gran parte de la acción de gobierno del partido al que pertenece: y en especial quiero exponer hechos que han sucedido recientemente y en los que dicha política ha influido de manera harto negativa propiciando como por descuido soluciones en temas que afectan al bienestar y a la economía de Jaén, provincia que ha sido, es y continúa siendo maltratada y expoliada por todos los gobiernos habidos y por haber, esos gobiernos que en teoría deberían ocuparse de lograr un desarrollo armónico y equilibrado entre las distintas regiones, esos gobiernos en los que la señora política de la que hablamos está ocupando cargos institucionales y ministeriales desde el año 1996 hasta la fecha y que por tanto es corresponsable de todos los agravios que se cometen con la provincia de Jaén, de los que podríamos citar el desvío del AVE por Córdoba, Bobadilla hasta Granada, la muerte del nudo ferroviario de Linares-Baeza, la nula inversión en autovías esenciales tales como la de Bailén-Albacete, o la de Úbeda-Guadix y Baza para enlazar con la A-92 y lograr una comunicación fluida con la región levantina y la provincia de Almería, la muerte industrial de Linares y comarca, el nulo interés por la agricultura del olivo y la potenciación de las industrias de transformación y comercialización del aceite, causa de la ruina de la mayor parte de los pueblos de Jaén, y así podríamos seguir citando un agravio tras otro sin que el clamor que cada día es mayor entre las gentes de nuestra provincia se escuche, porque somos fieles a esos partidos que gobiernan en Madrid y les votamos una y otra vez sin intentar encontrar otros caminos alternativos que les hiciesen temblar cuando perdieran esos diputados y senadores sumisos que jamás alzan la voz para recordar que Jaén existe y que sería muy necesario que nos devolviesen esas famosas piedras lunares que dijo Miguel Hernández que eran nuestras y que nadie ha vuelto a ver porque nos las robaron la misma noche en las que el poeta pensó que nos servirían de refugio y nos defenderían de ser esclavos de esos politicastros que ahora por conveniencias de una señora de Cabra que se inició en política de la forma que he descrito, se llevan el Colce y con el más de mil quinientos puestos de trabajo directos e indirectos a la provincia de Córdoba, cuando según todos los estudios realizados e indicios verbalizados por los mandos del ejército ya habían evaluado el proyecto y tenían tomada la decisión de que se estableciese en la provincia de Jaén. Los jiennenses nunca diríamos que esa señora haya sido o sea un florero, pero para Jaén sí que es un cardo borriquero.

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