La caldera de Jaén

    24 jul 2019 / 08:57 H.

    Andújar se lleva la palma en esto de las calores hasta ocho duros, usando un símil más “jaenero” que la esquina del Sagrario de nuestra magnífica catedral a la que le están dando portazo la Unesco, por no decirse, una vez por toda a declararla Monumento de la Humanidad. Cuando hace calor en Jaén se pueden asar sardinas al espeto malagueño en los balcones de hierro forjado, tan primorosos como los que había antes en la Carrera o Bernabé Soriano, pero ¡jolines! Fueron a parar al chatarrero. En los “Espisodios Nacionales” del canario Benito Pérez Galdós, y en el Capítulo Bailén, el valor de María Bellido en llevar el cántaro lleno de agua a los soldados del general Castaños, al leerlo, me están dando ganas de echar mano del botijo, ahora que el mes de julio, Bailén y Andújar son la caldera de permanente y sofocante fuego que irradia su alta temperatura al mapa de esta provincia que al frío o al calor, más otras vías del ferrocarril por donde debería pasar el tren, están tan sumisamente acostumbradas. Estoy paseando por esta plaza de la catedral, y como no hay árboles para buscar su sombra protectora, me he pegado al bote de este desierto, impropio de este grandioso monumento.