IPC mata relato
Paseábase el rey moro por la ciudad de Granada, desde la puerta de Elvira hasta la de Vivarambla. Cartas le fueron venidas que Alhama era ganada. Las cartas echó en el fuego, y al mensajero matara...”. Es el inicio del romance de la pérdida de Alhama, el no aceptar la realidad de lo que iba a pasar en Granada lleva a culpar al que trae las noticias, en vez de atacar el problema. Es como culpar de las malas cifras del IPC, 540 años después, al presidente del Instituto Nacional de Estadística y destituirlo. El cuerpo de estadísticos hace los cálculos según los principios acordados para el conjunto de la Unión Europea, con la independencia profesional, confidencialidad, protección de datos, imparcialidad, objetividad, accesibilidad y claridad que indica el Código de Buenas Prácticas de las Estadísticas europeas. El 10,2% es cuantificar esa realidad que notamos las familias, que a día de hoy, por el mismo dinero podemos obtener menos cosas y servicios que antes. No hay que “matar” al matemático, sino hacer la política que consiga cuadrar las cuentas... o esto acabará como el romance “...Por eso mereces, rey, una pena muy doblada: que te pierdas tú y el reino, y aquí se pierda Granada”.