Industria tractora en Jaén

    05 abr 2021 / 11:08 H.
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    Hoy les pido que me permitan soñar durante un rato, el que se tarda en escribir esta colaboración con Diario JAÉN. Bueno, a lo mejor hay alguien que piensa que no es tan descabellado, que merecería la pena intentarlo. Eso sí, sería imprescindible que ese alguien tuviera poder institucional para poder llevar a la realidad esta quimera. De hecho, la Comisión de Seguimiento e Impulso de la Estrategia 1: “Jaén, industrial” del II Plan Estratégico, a instancias de una idea desarrollada por el empresario Juan Arévalo, aprobó realizar un manifiesto en este sentido. Empecemos sentando las bases. Jaén tiene una importante tradición industrial en muchos sectores, tal y como son el agroalimentario, el del mueble de madera, material auxiliar de la construcción, plástico y, sobre todo, en el metalmecánico, en el del automóvil. De hecho, en el año 2020, el 13 por 100 de la población activa jiennense pertenecía al sector industrial, frente al 12,8 de España. Por lo que respecta a la población ocupada en la industria, tanto en Jaén como en España el porcentaje era del 11,9 por 100. Consecuentemente, desechemos la idea de que esta es una provincia exclusivamente agraria. Sí, la agricultura, particularmente el olivar y el aceite de oliva, son claves en nuestro devenir económico, pero también la industria, tal y como las cifras nos ponen de manifiesto.

    Jaén tiene una gran tradición en la industria del automóvil. Así, en febrero de 1955 se constituyó Metalúrgica de Santa Ana, S.A., que en diciembre de 1991 pasó a denominarse Santana Motor, S.A. Inicialmente fabricó automóviles con licencia Rover británica y tras el acuerdo suscrito en 1982 con la japonesa Suzuki, en marzo de 1985 salieron al mercado los Suzuki-Santana desde la factoría de Linares. Santana llegó a contar con una plantilla de 4.697 trabajadores en su etapa más brillante, la mayor parte de los cuales en su fábrica de Linares (38 por 100 del total) y en otros pueblos de la provincia, tales como La Carolina, Bailén o Guarromán, etc., otro 36 por 100 de aquella plantilla. El triste final ya sabemos que fue su desaparición. No obstante, lo que hoy toca es recordar su contribución a la tradición industrial de Jaén.

    El presente de la industria del automóvil en Jaén se denomina Valeo Iluminación, radicada en Martos (es una multinacional con presencia en más de 30 países y con más de 72.000 trabajadores), cuyo objeto social es la fabricación de faros y pilotos para vehículos automóviles. Su facturación supera, en la planta de Martos, los 1.100 millones de euros anuales, contando con más de 3.500 empleos directos, además de los indirectos. En 2019 la empresa empleó a más de 600 ingenieros en su departamento de I+D+i. Este es el brillante presente de nuestra industria automovilística. El futuro podría ser la instalación en Jaén de una gran industria tractora del ámbito de la transición energética. A este respecto, el Gobierno va a apoyar con la ayuda de los fondos europeos un gran proyecto industrial, la primera fábrica española de baterías para automóviles eléctricos, cuya ubicación está por decidir, aunque gana enteros Martorell en Cataluña. Asimismo, estos días hemos sabido que muy probablemente Extremadura acogerá la primera fábrica de baterías de litio del sur de Europa. Por su parte, Renault acaba de anunciar que fabricará en Sevilla las nuevas cajas de cambios de sus vehículos hídricos. Todos estos proyectos tienen el común denominador de su inversión multimillonaria y creadora de miles de empleos. Pues bien, en esta subasta de los Fondos de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea, Jaén debe, y puede, conseguir que se instale en la provincia una gran empresa industrial tractora. Los gobiernos central y autonómico tienen la responsabilidad de discriminar positivamente a Jaén y los jiennenses y sus representantes la obligación de reclamarlo. Tenemos un brillante pasado en la industria automovilística y gozamos de un excelente presente. ¿Por qué no soñar con un esperanzador futuro? Permítanme que traiga a colación una vez más a Jean Cocteau: “Lo consiguieron porque no sabían que era imposible”.

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