Con diferentes sabores

    19 ene 2020 / 11:09 H.
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    El nuevo Gobierno del presidente Sánchez tiene obviamente la virtud de responder en lo básico a lo que ha salido de las urnas: una nueva fuerza progresista cargada de intenciones sociales y proyectos propios de la socialdemocracia más clásica y europeísta. Además yo no dudo de la calidad de Garzón, Castells o las mujeres de Unidas Podemos. En su contra, la inexperiencia, las contradicciones propias de la vida pública —“donde digo digo, digo Diego"— y sobre todo, la enorme desconfianza, el ataque sin piedad y el constante enfrentamiento de muchos medios de comunicación, los violentos de Vox y los fanatismos nacionalistas varios. A lo que se suma el hartazgo
    ciudadano ante el constante circo político patrio. Pero
    que conste una cosa: si Ciudadanos o el PP se creen que van a ganar algo con la política del enfrentamiento extremo, y el insulto constante, como ya ocurre en donde gobiernan (véase Andalucía o Madrid, donde ya duermen
    en la cama con su enemigo). No solo le dan alas a los
    extremistas, sino que son desleales a los españoles, que lo que quieren es un poco de normalidad y sentido común tanto del gobierno como de la oposición.

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