En la jaula

    15 mar 2020 / 10:45 H.
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    Cien coronavirus con millones de muertos no bastarían para que la humanidad, sus dirigentes y el más humilde de sus ciudadanos pensaran en cambiar los hábitos de vida y consumo que nos encaminan a la autodestrucción. No lo ha conseguido la mayor pandemia que nos asola: la muerte diaria de ocho mil niños por hambre. No lo han conseguido los millones de muertos en guerras y migraciones masivas. Ahora instalados en la paranoia colectiva haremos caso por unos días a las instrucciones de la autoridad y al consejo de los expertos. Por el camino veremos como se destruye empleo, como se truncan ilusiones, como olvidamos por esta vez eventos arraigados en Valencia, Sevilla, Valladolid, Murcia y un sinfín más de ciudades que se aprestaban a recibir el maná del turismo,como pequeños comercios se arruinarán tras el cierre obligado, como cientos de empresas acudirán a ertes y eres para sobrevivir enviando a miles de currantes al paro. Pero un día cesará, al siguiente nos olvidaremos y al otro la vida seguirá igual una vez que salgamos de esta jaula en la que nos han metido los que experimentan con virus y no los contienen o no los quieren contener.Lo que también seguirá igual son los ocho mil cadáveres diarios de los hambrientos. Pero eso a quién interesa.

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