Historia interminable

10 ene 2020 / 08:50 H.
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Deseo fervientemente que el esfuerzo que está realizando la directiva del Real Jaén buscando una salida económica para eludir la desaparición del club sea un éxito. Pero, tengo serias dudas de que la solución pueda venir de la afición. Mi larga experiencia no conoce ni una ocasión en que el peligro de la desaparición del Real Jaén, que se remonta a muchos años se evitara por la colaboración económica de la gran mayoría de la masa social, aunque es verdad que sí hubo siempre quienes colaboraron cuanto pudieron. Una de esas temporadas fatídicas fue la de 1958-59, en la que el Real Jaén acababa de descender por última vez de Primera División. Estar en Segunda era por lo visto una humillación para la afición blanca. No hubo presidente hasta el 10 de julio, pero Francisco del Moral Cubero, el elegido, presentó su dimisión una semana después ante la inviabilidad de poner el club en marcha. A última hora, un jiennense, el arquitecto Manuel Millán López, tuvo la valentía de asumir la presidencia el 29 de julio, cuando ya se conocía hasta el calendario de la Liga. Por aquellas épocas, existía la costumbre de organizar en la pretemporada una suscripción pública pro-Real Jaén. No recaudaba demasiado, pero era una ayuda para empezar. Manuel Millán se puso al frente de una campaña urgente de ayuda que él mismo dirigía cada día desde los micrófonos de Radio Jaén. Tal vez, fue la última suscripción pública de este tipo que se hizo y quizás también la que, sin exagerar, la que más recaudó gracias, sobre todo, al interés que pusieron varias peñas de la provincia, como la de “Los Manzanillos”, de La Carolina. Fichó como entrenador a Enrique Orizaola y se formó un buen plantel que mantuvo la categoría, aunque la afición, que exigía la vuelta a la División de Honor, no estaba satisfecha. Los problemas económicos permanecían y Manuel Millán decía con pena: “Con taquillas de 20.000 pesetas no podemos aspirar a Primera División”. Sinceramente, ¿creen que cambió algo en la mentalidad de la gran mayoría de aficionados? Si en esta ocasión la respuesta de la afición aporta la solución sería una excepción, un hito, un milagro que pondría punto final a esa historia interminable del abandono, de la indiferencia. Ahora va muy en serio y si la afición no cambia su historia interminable, esta vez la historia sí pudiera tener fin para el Real Jaén.

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