Historia de la información

En el principio fue la palabra. Surge por la necesidad de proporcionar información. Poco a poco, claro, la cosa se va complicando. Ya no se trata de comunicaciones sencillas, sino de fijar el conocimiento cada vez más especializado de la sociedad. Llega la escritura: el primer boom. En la Edad Media, la peste se carga a la mitad de la población del mundo. A pelo, sin vacunas. Llega la imprenta. Booom. Explota todo. La información se extiende como un virus a través del planeta. 1651, fecha de publicación de su “Leviatán”: Hobbes lanza la insinuación de que la información es poder. Al mundo le mola este tipo de afirmaciones y se las cree a pies juntillas. Boooom, de nuevo. Siglo XVIII: la viruela causa millones de muertos. Se desarrolla la vacuna y, en 1977, sin que a nadie se le ocurra preguntar qué le están metiendo en el cuerpo, se erradica para siempre la enfermedad. Aparece Internet. Booooom. En 2020, se extiende un virus que cambia la forma de vida de la especie humana. Enclaustra y crea una distopía de 24 horas de conexión y miedo. 2021: histeria y mascarilla. La sociedad, confusa, no sabe si hay que vacunarse ni con qué. Pfizer, AstraZeneca, Sputnik, Moderna. El exceso de información abruma al mundo y convierte a sus habitantes en seres kafkianos e hiperconscientes. Se aceptan apuestas para el futuro.