Hasta la mismísima coronilla

    26 ago 2020 / 17:59 H.
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    A punto de terminar las vacaciones veraniegas confieso que estoy harto de tantas noticias negativas, estoy hasta la mismísima coronilla de tragarme conductas que no deberían ser propias de un ser humano. El rey emérito se marcha del país en medio de una oleada de críticas por presuntas conductas de dudosa reputación; incendios forestales causados por la mano del hombre; indicios de responsabilidad penal por irregularidad en la financiación de un partido político que se las da de ejemplo de buena conducta y salvador de los españoles; nueva amenaza por el virus del Nilo; la situación de la covid-19 no va bien; los agricultores, que no han dejado de trabajar para que podamos comer mientras estábamos confinados, no levantan cabeza; la vuelta al cole es una pura incógnita para profesores y familias; el nivel de crispación entre los políticos no cesa; no estamos cuidando del planeta lo necesario; y si nos fijamos en noticias internacionales, apaga y vámonos. Una de mis hijas, en pleno telediario, me pregunta: “¿Pero es que no se pueden solucionar las cosas de forma legal?”. Es lo que están percibiendo nuestros jóvenes y adolescentes, que la legalidad no se cumple, que se aplaude al pícaro y en mucha ocasiones se defiende lo indefendible. La mentira y la traición están a la orden del día. ¡Qué hartura! Menos mal que también existen esos programas radiofónicos típicos del verano que nos transmiten otra visión del mundo, que nos hablan de personas e historias ejemplos de superación, de buscar el bien común, que nos abren los ojos ante el trabajo de la ciencia que sirve para mejorar nuestra calidad de vida y solucionar problemas, y que en medio de tanto calor, aportan ilusión y esperanza a nuestras vidas, ese aire fresco para seguir viviendo con un mínimo de motivación. Hay que seleccionar lo que vemos, leemos y escuchamos, porque no todo tiene la misma calidad. En medio de tanta mediocridad, superficialidad e incluso bajeza moral, existen oasis de agua fresca que nos encandilan y nos transmiten una y mil razones para comenzar un nuevo curso con las pilas cargadas llenas de entusiasmo.

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