Hartos de
buenas palabras

    24 jun 2020 / 16:49 H.
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    Acostumbrados en Jaén a que los políticos nos mientan descaradamente, les hacemos poco caso ¿para qué?; cada cual fábula a su antojo llevando agua a su molino y de paso atacar a los demás; usan la hipérbole, aumentando de forma exagerada lo que dicen. Antes de la pandemia un portavoz de Ciudadanos en el Parlamento andaluz, sin empacho, largaba algo que me impresionó: “La Junta sitúa a Jaén como un lugar atractivo para invertir”. ¡Válgame Dios! No sabe esa criatura que los inversores se fueron aburridos en busca de lugares mejor comunicados; los nudos logísticos de la N-IV no existen, se vacían los pueblos; aquí solo vienen los políticos a prometer. El vicepresidente, al parecer, nos ha tomado cariño y viene con frecuencia a sacar conejos en la chistera, a vender humo, medios para la justicia, el palacio, tranvía, ITI, jauja; me hubiera gustado preguntarle, ¿qué ha hecho la Junta por Jaén que antes no haya hecho con cualquiera de las otras siete provincias de Andalucía? La misma pregunta habría que haberla hecho a los anteriores, que decían lo mismo y hacían menos; ni hoy —ni nunca— es bueno vender la piel del oso antes de haberlo cazado. ¿Para cuándo realidades tangibles, hechos?

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