Gracias a todos y a todas

    08 may 2022 / 16:00 H.
    Ver comentarios

    Sentimos la vida como algo que sucede, que pasa, sin mirar cómo pasan las cosas y cómo evolucionan o cómo nos afectarán en el futuro. Sentimos la vida sin sentirla. Y de pronto te llegan las hostias a mano abierta y tocas el suelo a golpe de llanto. Es en ese momento cuando ves o te das cuenta de quién sí y de quién no. La vida, en todos sus ámbitos, nos sorprende o nos decepciona. Y esto es la vida. Aplicar a cada acto que ejecutamos la solidaridad o el egoísmo. Cuando sentimos vacío nos dejamos caer y todo nos viene mal, entramos en conflictos que ni tan siquiera vemos venir ni deseamos y, al día siguiente, te arrepientes o te sientes mal. Al tiempo te das cuenta de tu fallo, pero no entiendes porque los demás no lo ven. La vida es eso que pasa entre sueños y sueños, entre suspiro y suspiro... A veces es complicado explicar lo que nos sucede cuando nuestra cabeza funciona más rápido que nuestra alma, la salud mental y las carencias de ella, lo mal vista que está, nos hace callar. Cuando somos conscientes de tener una enfermedad mental nos abruma la vergüenza de lo que los demas puedan decir, no estamos preparados ni preparadas para afrontar esta realidad ante la sociedad. Pero de pronto te encuentras, a base de tratamiento, que la salud mental es fundamental para vivir en paz, es fundamental para crecer como persona. A partir de aqui hay que normalizar pedir perdón. Y de la vida sacamos experiencias y decepciones. Pero hoy toca dar gracias. Gracias a todas esas personas que nos soportan en esos momentos de odio, de brote, de rabia... porque no tienen por qué aguantar y simpatizan y soportan... La vida te pone a prueba para darte lecciones y, si no las aprendes, las repite... Nos cuesta la vida pedir ayuda porque vivimos en una sociedad que nos marca y en la que prima el qué dirán... mierda de sociedad y mierda de cultura. Hoy tengo que agradecer, y aprovecho estas líneas que me brinda mi periódico, a todas esas personas, familia, amigos, compis de trabajo, profesionales, que han sabido soportar mis momentos incontrolables, mis salidas de tono, mis malas formas... El trabajo y los amigos, la familia y la familia del Rugby Jaén, han estado ahí, soportando y aconsejando, aún sabiendo que los consejos caían en saco vacío... gracias. Quizás de desagradecidos esté el infierno lleno, y quizá yo caiga en el infierno, pero siento la necesidad de agradecer, de vivir, de sucumbir a la amistad y al amor familiar, al vikingo que sonríe, a mi hijo que me anima, a este periódico que me permite expresarme, a mi instituto, distinguiendo claustro que me abraza y alumnado que me anima. Simplemente la vida te da hostias para aprender.

    Articulistas