Formación doméstica

    06 may 2020 / 14:16 H.
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    Los progenitores de los más peques fueron nombrados nuevos docentes, vía confinamiento. A los nervios y confusión inicial, se unió el estrés de las supermamás por ser las más adelantadas en el cumplimiento de las nuevas encomiendas, por cierto no explicadas por quien sabe y debe. No es un reproche, es un dato objetivo. Los foros de las redes sociales se han hecho ascuas en un mar de dudas, críticas y frustración, hasta que parece que, tras un mes, se comprendió que no era momento de aperturas cognitivas, sino de adaptación y hacer lo que se pueda sin tener que atentar contra la paz del hogar a fuerza de frustración. El entorno no es el propicio, no todo el mundo está listo y preparado —ni material ni anímicamente— para aplicar clases que no se han recibido, y además exigir que la criatura lo haga bien de primeras. Desde Educación se debió forzar a sus equipos a impartir los contenidos online, no ceñirse a encargar tareas y corregir. Creo que eso no ha funcionado, y si en algún caso lo ha hecho ha sido a costa de un precio familiar demasiado alto para las circunstancias.

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