El principio

    12 sep 2021 / 16:08 H.
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    Hay que reconocer que el final del verano, que también podemos llamarlo el final de los descansos y placeres, nos fastidia. Pero nos fastidia porque el cuerpo tiende al placer, a la comodidad, pues aunque el espíritu esté presto, la carne es débil y, sin la debida concienciación, el cuerpo (la carne) irremediablemente no solo arrastra con él al espíritu, sino que procura eliminar su influencia. La filosofía del no esfuerzo, la del dar al cuerpo todos los placeres y comodidades, la filosofía de que el gusto no inmediato no es aceptable, la del relativismo, que nos hunde en la desesperanza, la filosofía de que Dios no existe, toda esta filosofía imperante en nuestra sociedad occidental acomodada, nos hace, a mi juicio, que la vuelta al trabajo sea costosa psicológicamente. Pero permítame que este articulista suyo diga que el final de algo es el principio de lo siguiente, y, visto así, con mentalidad de esfuerzo, no acostumbrándose en demasía a las comodidades y placeres, con la paciencia, y creyendo en las verdades absolutas y en Dios, que representa permanentemente la Esperanza en el futuro, no ha de caber el agobio, sino la mirada ilusionante de un futuro inmediato y desconocido.

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