Fin del trayecto

30 dic 2019 / 11:26 H.
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Termina un año que, en lo político, no pasó de puntillas, sino que dejará huella para la posteridad por esos saltos de gigante que, en algunos casos, cuesta alcanzar. El empacho de elecciones, además de situar al ciudadano en el lado más opuesto de quienes dieron lugar a ellas, incomoda a los representantes de unas administraciones que, en estos momentos, están patas arriba, primero, porque es normal que se produzca una limpieza a fondo cuando alguien entra por primera vez en una casa y, segundo, por aquello de los palos de ciego del principiante. No será 2019 una etapa cualquiera, sino que marcará un antes y un después en esas embarazosas hemerotecas que recuerdan acciones, sucesos y operaciones imposibles de olvidar.

El gran cambio político llegó, con el estreno del año, en el seno de la Junta de Andalucía. El Partido Socialista perdió el Gobierno del territorio más poblado de España después de treinta y seis años y ocho meses de poder continuado. Juan Manuel Moreno, reconvertido más tarde en “Juanma”, fue bautizado como el primer presidente del Partido Popular con el respaldo de Ciudadanos y el beneplácito encubierto del apostolado de Vox. El enorme giro de los acontecimientos tuvo su fiel reflejo en las ocho provincias, un lugar en el que, nada más terminado el debate de investidura, empezaron a llegar mensajes telefónicos de despedida de personas ligadas laboralmente a la Administración andaluza. “Este es mi correo y este será mi número. A vuestra disposición”. Fue así como comenzó un nuevo capítulo en la leyenda de una comunidad anclada en la gestión socialista. El tsunami rozó de lleno a Jaén, donde los nuevos gobernantes conformaron un equipo totalmente renovado, con caras incluso desconocidas, que empezaron a escribir un interesante capítulo en una historia en la que, eso sí, todo está por contar. La nueva Junta de Andalucía cierra 2019 intentando dar ejemplo a otras comunidades de estabilidad, aunque el modelo político, finalmente, no se pudo extrapolar al Gobierno de España, donde las urnas no paran de dar tumbos, lo mismo que Pedro Sánchez, cuyo apéndice “en funciones” se eterniza.

Las elecciones municipales regalaron otro importante vuelco, aunque a menor escala, en la capital. No fue fácil nadar a contracorriente para una fuerza política, la naranja, que en Andalucía respaldó al Partido Popular y que en Jaén apoyó al Partido Socialista. Sin embargo, los acontecimientos hicieron que la lista más votada, después de ocho años, se impusiera en un Ayuntamiento que, en los prolegómenos de 2020, tiene más frentes abiertos que un campo de batalla. La coalición, rubricada por Julio Millán y María Cantos (quienes arrebataron a Javier Márquez el poder municipal), tuvo tantos seguidores como detractores y, hasta este retrato fijo del momento, todo fue coser y cantar. La imagen de unidad, de todos a una como Fuenteovejuna, será clave para cerrar con éxito los conflictos abiertos en una institución poco dada al escándalo. Cierto es que, en este año que da sus últimos suspiros, hubo atisbos de cambio en una ciudad que abrió la primera pase del centro comercial Jaén Plaza, que estrenó un bulevar en la calle Roldán y Marín y que camina hacia la puesta en funcionamiento del tranvía, ese elemento de discordia que ya nadie puede parar. Gestión, eso sí, en algunas ocasiones heredada, porque se da por hecho que el mundo no se hizo en dos días. También 2019 pasará a la historia de la capital por el incomprensible cierre de una radio y televisión municipal con final incierto y la apertura de un expediente a la concesionaria de autobuses urbanos que nadie sabe cómo acabará. ¡Feliz 2020!

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