Expo olvido

Hoy que posiblemente, con ocasión de la inauguración de la gran feria dedicada a nuestro oro líquido, nos visiten autoridades y políticos con poder y algo que decir, he de utilizar este humilde altavoz al que acudirán todos ellos para pulsar el día a día de esta provincia, para representar la enérgica reclamación de los eternos ninguneados por el incumplimiento del mandato constitucional y europeo de la vertebración de los territorios y el apoyo a los más desfavorecidos, esto es, Jaén. Por eso, antes de que tengamos que acudir a cauces que van a incomodar mucho a los poderes políticos que tanto se preocupan de amamantar a sus estómagos agradecidos, tan culpables estos como los otros, apelo y conmino a Su Majestad —al que por casualidad le ha podido caer en su manos este periódico—, para que sepa que ha venido a una tierra desesperada, donde sus gentes han perdido el futuro y la esperanza de encontrarlo, lo que es aún peor. Es tal la apatía que nos hemos convertido en un paciente desahuciado al que solo le falta perder las ganas de vivir, dado que al parecer, los de las habitaciones de al lado se lo merecen más que esta pobre olivarera. Hoy mucha Expo, orgullo por supuesto, pero habrá que crear también la nueva Expo, la de los olvidados. Presentes.