Experiencias inolvidables

    10 jul 2019 / 12:32 H.

    En la noche del pasado sábado tuve la oportunidad de disfrutar de una vigilia de oración en un pueblo de Málaga. Vigilia en torno a la música religiosa de grupos estrella con larga trayectoria como Brotes de Olivo e Ixcís, y en la que también participó un grupo más joven pero que igualmente nos deleita con su música, se llama Mabelé, es de nuestro Jaén y recientemente ha recibido, por parte de la Conferencia Episcopal, un premio spera como grupo revelación en la música católica contemporánea. Pero allí, en ese clima de oración, mi estrella fue la de un joven en silla de ruedas y todo el amor que le rodeaba. No pude evitar recordar mis años de voluntariado en colonias con personas minusválidas en las que vas a dar, a vaciarte, pero regresas rebosante de cariño, amor y experiencias que te engrandecen. Poco antes de escribir estas líneas me he reencontrado con Rinaldo Do, misionero italiano de la Consolata que dedica su vida a los más desfavorecidos en el Congo. Con él, también en mi juventud, he participado en campos de trabajo recogiendo ropa usada para obtener fondos destinados a países del llamado tercer mundo. Es otra forma de ayudar que también marca la vida, porque en torno a estos campos de trabajo se forjaban amistades, se fortalecían los pilares de nuestra existencia y poco a poco íbamos descubriendo el sentido de la vida. El verano es propicio para este tipo de actividades y me acuerdo de los jóvenes que participan durante estas fechas en estos campamentos, campos de trabajo, colonias, etc. Ojalá estas experiencias marquen sus vidas, las graben en el alma y les fortalezcan. Ojalá se animen, y participen más adelante como monitores para transmitir lo mucho que reciben. Ojalá muchos padres se animen y envíen a sus hijos a este tipo de encuentros en los que la transmisión de valores es objetivo fundamental. No me quiero olvidar de las instituciones que hacen posible estas convivencias de las que tanto se enriquecen las familias; no es fácil, pero siempre hay quienes están dispuestos a regalar parte de su vida para que nuestros hijos descubran otra vida mejor.