Europa llora

    02 mar 2022 / 16:30 H.
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    La pena de un dolor que traspasa el alma entera, que grita en lo profundo de su fuente cuando la vida andando ha sido acorralada, ha quedado atrapada entre negras cadenas de explosiones, de misiles que en sus terribles gritos matan las ilusiones, la vida se ha quedado desarmada mientras las armas sembrando la tragedia de huidas, de destrucción, de muerte... Se han vestido las calles, las ciudades del negro velo aciago del espanto, de la desilusión, del pánico y del llanto. Europa llora enlutada el dolor de la guerra, llora abatida, lúgubre y herida, a los pies de María de Zarvanytsia, Ucrania reza implorando la paz para que vuelva el son de sus cantares, los vesnyanki de la primavera se entonen nuevamente en los hogares, en los verdes trigales vuelva a sonar el gusli y la bandura con sus sones dorados. Hay un cantar que se ha quedado mudo, prisionero, atrapado cuando la guerra ha pintado de negro las calles, las aceras, los balcones... La paz está cautiva, está presa y herida, su blanco tul ha sido desgarrado, se ha roto en mil pedazos la seda de sus manos. Ha desaparecido, se extinguieron los cantos de armonía, la dulce sensación de la tranquilidad, de la concordia. Ha sido desterrada, Ucrania se ha quedado desolada y llorando camina entre el dolor de una contienda que destruye sus pasos. Y marzo vuelve de nuevo al calendario, a nuestras tradiciones, la cuaresma hoy despierta a esta realidad que vivimos. La ceniza tiñe de gris nuestras cabezas, es el momento de mirar al interior escondido de las almas, al lugar más profundo. Llegar hasta tocar el fuego que no quema, que no daña, ilumina el camino con su luz para ver qué hay que reparar, suprimir, apartar de nuestras almas. Y sintiendo el arrullo de unos versos que pintan las dolencias con la sensación dulce de la calma, recuperar el fondo y sentir esa fuente que nos canta allí dentro. Jaén hoy se ha teñido de morado, es tiempo de parar y detenerse, de buscar lo que daña, dejando de ver clara nuestra vida, lo que nos sobrecoge y nos engaña, lo que rompe, lo que envenena el alma. Europa llora en este duro invierno la tragedia, dejando de sentir el límpido latir de la armonía, de la paz que desata sus cadenas.

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