Idolatrías

Dificultad de los políticos para entenderse. Cómo se van a entender si cada partido cree que sus siglas son su dios. Venimos, hace tiempo ya, creo que sin darnos cuenta, sustituyendo al verdadero Dios del Cielo por idolatrías varias. Es lógico que ocurra así. El ser humano, desde siempre —ya lo hacían los griegos o los romanos, por poner ejemplos antiguos—, ha entendido que tenía que haber algo superior que justificase la realidad. Pero perdida en nuestra sociedad actual casi toda la atención hacia el Creador, nuestra mirada se vuelca a cosas de entidad menor que se nos antojan, muchas veces, con error a mi modo de ver, como imprescindibles para nuestras vidas. Y eso, como digo, es lo que creo que le pasa a la figura del partido político, sobre todo en sus cúpulas. Solo se cede si conviene egoístamente. Los partidos, opino, están construidos bajo la filosofía del “solo mi razón”, y así arrastran demasiadas veces a muchos haciendo viscerales nuestras posturas. Cómo nos vamos a entender. Y cierto es, opino también, ya me voy, que la crispación y la radicalización social proviene a menudo de posiciones intransigentes de numerosos políticos. Un poco de mirar a los demás por favor.