En tu salado azul

    04 ago 2021 / 16:10 H.
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    C uando miré tu sombra y descubrí tu acento y esa mirada tuya que con que pintas de tu azul las ventanas de mi alma. Ese sonido tuyo transparente y esa voz cuando clamas, cuando ríes y, a veces, ese silencio quieto, casi inmóvil, que pareces un lago que soñara canciones. Cuando te vi tu inmensidad azul me conquistó enseguida, se despertó mi sueño soñando realidades, ese sueño de soñador acento, al que quiere volar mi corazón al tuyo.

    Yo te sentí, y me dejé llevar de tus arrullos, de tu brisa que envuelve, transparente mantilla invisible que ciñe, sin apenas notarse. Y deslizar el tiempo en tu mirada, escapar de la ansiedad que viene para herir con su desasosiego, mas no puede hacer nada cuando se mira a fondo tu perfil y se borran sensaciones amargas. Nada es igual a ti, ni el verde de los pinos, ni el río en su corriente peregrino, ni las claras estrellas, ni el jardín sosegado, ni el viento en la montaña conquistado, ni la flor en su aroma pasajera, ni siquiera el color con que se pinta el cielo, nada es igual a ti, porque es tu azul distinto y ese murmullo tuyo cuando cantas y esa voz con que espantas a la noche que oscura quiere herirnos. Eres azul, azul cuando nace la aurora, y a la sombra de una tarde callada, cuando sopla en ti el viento coloreando de blanco ese azul con que miras. La nana que suspira mientras el día se duerme en el ocaso del horizonte anaranjado, gris o transparente... de azules sensaciones, de callados silencios orquestados, una danza en azul alada y bella. Por tu azul se debaten las estrellas en una sinfonía de titilantes versos, y se duerme en tu azul el astro rey de amarillos suspiros, de brillos, de calor que a veces quema, mas en tu azul se apaga, en la fresca caricia que besa cristalina, en la suave mirada de tu azul reflejada que ilumina.

    Ayer te vi, y te sentí dejándote llevar por el poniente, sólo mis pies besaste, el frío de tus aguas me impedía abrazarte, y bailar a tu son entre tu blanca espuma una danza tranquila de poemas que sueñan.

    Ayer te vi y tu azul se vistió con el blanco de tus olas, el brío en tu cantar con que acrisolas tu mágico latido. Ayer te vi y volviste a conquistarme, a regalarme tu música sonora, tu aroma, tu frescor... en tu salado azul que me enamora.

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