El proteccionismo no protege

01 jun 2019 / 12:13 H.

Esta frase la pronunció el Presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, en Tokio tras la firma del Convenio de libre cambio entre Japón y la Unión Europea. El pasado jueves, en Jaén, el catedrático de economía Ramón Tamames, en una conferencia impartida en el Colegio de Economistas, emuló al político luxemburgués analizando los efectos perniciosos que sobre las economías de nuestro continente provocaban políticas proteccionistas. El diagnóstico de un lúcido Tamames nos trasladaba cierta preocupación, pues analizaba los comportamientos de determinados países hoy similares a los que hubo en el mundo en los años previos al estallido de grandes guerras mundiales. El conflicto comercial entre China y Estados Unidos genera tensiones que hacen saltar las alarmas. Recientemente Google ha roto la relación comercial con Huawei y los terminales del fabricante chino no podrán acceder a las actualizaciones del software norteamericano. La noticia parece lejana, pero en España los terminales más vendidos son los de la marca asiática. La repercusión de lo global afecta a lo local, y no es fácil olvidar cómo unos paquetes de productos financieros tóxicos americanos, denominados subprime, provocarían hace diez años una crisis con efectos devastadores en las empresas y el empleo de nuestros municipios. La decisión es geopolítica y no empresarial, como consecuencia de la prohibición de Trump de usar equipos fabricados por determinadas empresas que, asegura, espían a Estados Unidos. Tanto es así que los directivos de Google han mostrado su apoyo a los chinos, deseosos que el bloqueo se levante cuanto antes. Se espera ahora respuesta por parte de China al veto a Huawei. No podemos olvidar que China es el principal acreedor financiero del sector público norteamericano y el que más reservas de dólares posee después del emisor. Entre las medidas previstas por Asia está la de restringir las exportaciones de tierras raras, materiales imprescindibles en la electrónica y que afectaría al sector tecnológico mundial. La Unión Europa debe participar como árbitro en estas tensiones comerciales; al fin y al cabo, en sus fundamentos se define como institución que impulsará la paz en el mundo. A esta historia se le une otro capítulo que genera incertidumbre, y es la posibilidad de que exista un Brexit sin acuerdo cuyos efectos serían muy negativos para Europa y, sobre todo, para los británicos. Actualmente se ha prorrogado hasta la noche de Halloween, sin que exista posibilidad material de ejecutar una salida que emana de un referéndum innecesario que despertó el mas ignorante patriotismo estéril. A través del Eurotúnel transitan más de 3.000 camiones al día, de los cuales unos mil son españoles, y, si llegáramos a un Brexit sin acuerdo, el control fronterizo de estas mercancías podría provocar el desabastecimiento en la isla, sobre todo de productos perecederos. Esta cuestión, y otras, están siendo abordadas en el II Foro de transporte y logística que organiza IFEJA con sesiones los días 6 y 7 de julio en Andújar. En este panorama económico empresarial a nivel mundial se vislumbra una oportunidad en las alianzas de los fabricantes de vehículos que necesitan una gran fábrica de baterías para afrontar los retos del vehículo eléctrico. El parque empresarial Santana, en Linares, debería postularse. ¿Quién lo presenta?