El primer califa del PP

19 ene 2019 / 11:04 H.

Moreno Bonilla fue ungido como presidente de la Junta de Andalucía y de una tacada como nuevo califa “in pectore” del Partido Popular. Es lo que tiene poner la pica en una Al Andalus tan deseada como abandonada a su suerte, ya que la comunidad solo le granjeaba al PP mesetario malas noticias, con la salvedad de islas mínimas de poder en grandes ciudades y reductos que no alcanzaban, ni de lejos, para llegar al Hospital de las Cinco Llagas. Contra todo pronóstico se consumó un zarpazo de poder y Moreno Bonilla tuvo que ir, irremediablemente, a las rebajas para renovar los trajes del armario ropero.

De grumete cualificado a una suerte de Cristóbal Colón empeñado en que, al final, tocaban tierra. Ahora, por lo tanto, es tiempo de premiar a la tropa, incluso a los que desconfiaban de su cuaderno de bitácora. Susana Díaz, por su parte, intenta trasladar una imagen de entereza a un PSOE andaluz con una tiritera orgánica de las que te dejan días postrado en cama. A su lado, sin embargo, con gesto más compungido, un pequeño grupo de corifeos sí le han visto las orejas al lobo, no es para menos. El poder une una barbaridad y ahora el barco socialista, con vías de agua, tiene el temporal al acecho y no hay tanto espacio en la bodega ni víveres para todos. Si, además, en lugar de Frenadol, te recetan un poco de displicencia como la de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que recuerda, hierática —como una enfadada dama ibérica— aquello de que “nadie está por encima de las siglas”, pues los escalofríos no cesan. Conviene, no obstante, recordar a los que atacan sin disimulo a la reina destronada, que la historia reciente de su partido da segundas y terceras oportunidades para salir de la tumba orgánica y sacudirse el polvo. El “walking dead” de Pedro Sánchez, en ese sentido, da para una serie política y para ajustar cuentas como sucedió llegado el caso. Es lo que tiene no poner suficientes clavos en el ataúd.

Se abre la nueva era de este nuevo califa del PP, en la que habrá que estar atentos para saber cómo perfila en sus escritos una Andalucía “ni sumisa ni silenciosa” con unos compañeros de viaje tan desiguales y que pretenden marcar su territorio. Lo del bucle de la unidad de España vale para dar pomposidad al discurso, poner prietas las filas, pero el lunes llega para todos y la realidad requiere centrarse en el mapa y el territorio que diría el francés.

No obstante, Moreno Bonilla se siente, ahora mismo, como protagonista de un episodio de Cuéntame, por ese motivo se le apareció en el discurso Adolfo Suárez y la Transición y así hasta ayer que reconoció que “huele algo a historia”, el califa popular dixit. Y es que la de ayer fue jornada de “tiros largos” en el PP, las mejores galas para mostrarse en las quinielas de consejeros, delegados, directores y hasta completar el cupo de nuevos cargos. Aunque le acompañara su prole, los que más tirones a la chaqueta le dieron serían los compañeros llegados desde todos los territorios. Así, y no es por asociación de ideas, el presidente del PP de Jaén, Juan Diego Requena, arropado por los justos, destacó el discurso del “presi” y se sumó a trabajar con denuedo para dejar atrás 36 años de “caciquismo socialista”, haciendo bueno aquello de que las palabras también viajan en el tiempo y se adaptan, alegres ellas, a las circunstancias.

Si de historia hablamos, puede tener el impulso Moreno Bonilla de hacer tabla rasa con la reciente que deja el PSOE en la Junta de Andalucía, como hacían los romanos cuando caía en desgracia el “enemigo”. Se eliminaban los monumentos, las inscripciones, todo cuanto recordara su legado. Tendrá que frenar los impulsos de prenderle fuego a todo lo que huela a “susanismo” porque ya, sobre el papel, no parece que sobren tantos puestos de libre designación aunque los caminos de la administración sean inescrutables incluso para los iniciados. El elegido para abrir el camino es él, aunque tiene quien le interprete su “Corán” de cada día.