El precio del aceite

    23 may 2019 / 17:25 H.

    Séame el pleonasmo redundador, no exento de ironía, marca de mi propia casa. Siempre que ocurre igual, sucede lo mismo. Nuestro aceite de oliva no se merece estos ya clásicos bajones de precio, ya que, para gracia o desgracia, pues en Jaén las fábricas manufactureras se pueden contar con los dedos de una mano, dependemos del producto oleoso que nos proporciona este mar sin barcos ni puertos marítimo de olivos. Los grandes centros del comercio deben colaborar en la venta del aceite de oliva, y no ponerle estacas en la rueda de la carreta, ya que precisamente la gente olivarera y en Jaén es por abrumadora mayoría, son clientes asiduos y participan con sus monederos a que estos comercios sean rentables, y no se vean abocados a los números rojos de sus índices de venta. Todavía sigo sin comprender que una bebida refrescante, que solo tiene agua y azúcares, cueste casi lo mismo que un litro de aceite, que para que sea posible todo un año cargado de gastos ha sido menester para verlo envasado. Comercio y olivareros están llamados a entenderse, pues uno y otros serán buenos amigos, si ninguno de ambos se pone zancadillas por el camino.