El palo viene de la Junta

Esta tierra nuestra no gana para sustos; lejos de la discriminación positiva que merece por deuda histórica y el abandono de todas las Administraciones, cada vez que los centros del poder se acuerdan de Jaén y su provincia es para darle palos. Creíamos que Madrid con la Colce había colmado el vaso; pero no, ahora es Sevilla y la Junta la que lanza su cuarto a espadas contra nuestra Universidad que, aunque sea de las últimas creadas, en sus casi treinta años de vida laboriosa ha sabido cultivar el talento y conseguir con su esfuerzo un puesto razonable en el panorama universitario. La disculpa, que se trata de un proyecto no definitivo, hace ponerse en lo peor; la sola idea de aplicar el presupuesto no por logros científicos y evaluaciones académicas sino por criterios demográficos o estratégicos ya revela la miseria humana de quien tal concibe; para abandonarla, no haberla creado. ¿No es suficiente con el aislamiento ferroviario, el páramo industrial y las inversiones desafortunadas o fallidas, para ahora ir contra lo mejor que se ha hecho en la democracia para la provincia? Pues eso, a perro flaco —pueblo apático, en regresión y pocos votos— todo son pulgas; nos dejan sin futuro.