El mar plastificado

    14 ago 2019 / 09:23 H.

    Del latín Mare Nostrum, ya no es correcto, porque no se ajustan a la realidad de los hechos, por lo tanto, se debería llamar, aunque también con la raíz latina, Mare “mortum”, pues está estirando la pata, o sea, que está más muerto que vivo. Cuando los pescadores recogen las redes, más de la mitad de su carga no la componen sardinas, boquerones, jureles, algún que otro pulpo o langosta de las patas largas, pues el plástico enredado en las redes supera mitad por mitad a los peces. Ya digo, a nuestro Mediterráneo se le está poniendo cara de cadáver, y esto es muy preocupante, pues no habrá medicina suficiente si queremos de su inevitable agonía, recuperarlo no solo para nosotros, sino para las futuras generaciones que están en la puerta llamando. El solo se está muriendo y entre todos los estamos matando. El Estado, que lo somos todos, aunque es más de los políticos que de los ciudadanos, debe tomar cartas en el asunto. Sé que es imposible suprimir el plástico de un plumazo, por temor a perder millones de puestos de trabajo, pero sí, pueden aprobar leyes coercitivas acompañadas de importantes sanciones destinadas a los desaprensivos que están plastificando este mar nuestro, histórico y cultural.