El libro magno

    05 dic 2020 / 13:35 H.
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    Mañana se cumplen 42 años del referéndum que contestó con un rotundo sí, al nacimiento de nuestra Constitución. Desde aquel miércoles de diciembre, no han faltado dimes y diretes sobre el estilo bipartidista de su gestión, ni peligrosos energúmenos de un lado y otro que cargados de odiosa palabrería, y a veces tristemente armados hasta de fuego, no hayan intentado hacerla desaparecer. Pero a pesar de todas esas dificultades, siempre a pasitos lentos, unas veces adelante y otras para atrás, se fueron forjando los cimientos de lo que a día de hoy es un país con un corazón que late democracia en todas las venas de su pluralidad. Corroboran esta afirmación las múltiples opciones que se ofertan al elector y el hecho de que en la actualidad tengamos por primera vez un gobierno de coalición, elegido y apoyado por diputados electos de distintos partidos políticos. Pero lo que para la mayoría es normalidad democrática y consenso parlamentario en base a la Constitución, para los cafres de siempre es una guerra más. Porque aún no han aprendido que perder legítimamente unas elecciones y aceptar una derrota, es un ejercicio de conciencia y libertad.

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