El estercolero

Puede que sea una casualidad pero el Gobierno debería mostrar su gratitud a los gurús de Tele 5 por su contribución a la distracción del personal en tiempos de pandemia. Varias jornadas de Paquirrín reclamando a su ambiciosa madre la herencia del malogrado Paquirri parecía difícil de superar en interés pero ha quedado en segundo plano ante el circo de doce capítulos, sollozos incluidos en el guión, de la hija del boxeador y la Jurado acudiendo, veinte años después de los presuntos malos tratos, sentencias judiciales en contra y una evidente falta de lucha por mantener el cariño de sus hijos, a un plató de televisión previo pago de una suculenta millonada a retratar de maltratador y mal padre a un pájaro que en su día deshonró el uniforme de la Guardia Civil acusado de malversar y que había tenido la fortuna de hacerse un hueco en el famoseo vía pareja. Resulta curioso en esa cadena el pelaje de sus colaboradores. Salvo algún periodista del marujeo el resto nada hubieran sido si en sus vidas no se hubiera cruzado un Jesulín, una Pantoja, una nieta de Franco o algún Gran Hermano. Con esos mimbres y con guiones en los que unos a otros se despellejan de mentirijilla componen el esperpéntico cuadro de la España que ora, embiste y bosteza según el decir machadiano y que huele a muladar y estercolero con la aquiescencia de millones de espectadores.¿Hay vacuna para esto?