El esperpento

    13 feb 2022 / 16:14 H.
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    Al margen de lo ya familiar : tránsfugas, voto errado de un señor que estaba de paseo en bahía, presidenta que actúa saltándose a la torera el Reglamento, chalaneo de votos que ahora apellidan negociar y otros subterfugios subterráneos que nunca sabremos, lo que más mella me hizo de la votación de la reforma laboral fueron dos momentos que alimentaban la ya famosa frase de Valle-Inclan en Luces de Bohemia: “ España es una deformación grotesca de la civilización europea”. Porque grotesco fue el espectáculo de sus señorías. De qué se alegrarán los señores diputados de la derecha cuando primero se dijo que la reforma no se aprobaba. Se mofaban tal vez de haber doblado el espinazo al gobierno o se reían de haber recortado la economía de millones de curritos que a pesar de haber llegado al mileurismo ese aumento no les llegará para cubrir las subidas de lo básico para subsistir: alimentos, luz, transporte, combustibles e impuestos. Y cuando el agua volvió al cauce y la reforma salió adelante tras no cambiarse el voto del señor que ejerció su derecho desde la higuera de qué se reía y alborazaba el gobierno y sus socios. De vencer a la derecha con una reformita que dejaba casi como estaba la anterior para poder recibir de Europa los fondos que ayuden a salir del atasco. Dos momentos de más chabacano gusto no serán posibles repetirlos. O sí, quien sabe. Con esta tropa nada es imposible.

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