El calor del amor en un bar

    14 dic 2020 / 16:24 H.
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    Buenos días. ¿Me pone un café? Con la leche desnatada, en vaso de caña y dos de sacarina. ¿Dónde está el periódico? ¿Puedo usar el baño? ¿Puede poner La Sexta? ¿Qué le debo? ¿1,20€? Joder, ¿ha subido el café?... Sirva como ejemplo. Un poco exagerado, como buen andaluz. Los bares, cafeterías, pubs, discotecas, resturants, que se llamaban antes, son testigos de nuestras emociones, nuestros desamores, reencuentros, primeras citas y últimas despedidas, donde zanjamos aquel trato y donde conocimos a los padres de ella; son los psicólogos de la vida. En sus casas hemos celebrado los mejores eventos, y hemos reído, disfrutado, gritado, cantado y llorado, y siempre con los mismos testigos. Ellos. Trabajan por y para nosotros con sus mejores sonrisas, con su mente en “este mes no me da para los impuestos”, con su hija mala en casa. Sus amigos de fiesta y luego de resaca tu lunes libre. Pero tienen ese día para disfrutar, descansar, hacer de padre, amigo, gestor y planificar la compra y experimentar lo nuevos menús. Permanentemente sometidos a la presión de no fallar nunca, ya que en vez de clientes nos hemos convertido en críticos “expertos” (y la mayoría no saben hacer una tortilla). Aguantando eso de “el que vale, vale, y el que no abre un bar”.Sois nuestras vidas, no dejemos ninguno atrás.

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