El alma de la feria

    20 oct 2024 / 10:37 H.
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    Las fiestas de san Lucas que se celebran a mediados de octubre en Jaén ponen punto final al periodo de ferias de las capitales de provincia. Rondando estos días termina también para los trabajadores y empresarios feriantes su temporada anual de trashumancia por todos los rincones de España. Acotados a las lindes de las distintas comunidades autónomas y atendiendo al calendario de fiestas, romerías y patronos, los feriantes se tiran casi ocho meses viajando de una población a otra con sus casetas, sus atracciones y sus tenderetes. Siempre con la casa a cuestas, el feriante es por encima de todo un trabajador multiusos: arma y desarma las atracciones, las limpia y repara, vende tiques en ventanilla y controla que la clientela haga un buen uso de las instalaciones. Luego, cuando enmudece la música y las luces de colores se apagan, los feriantes concluyen sus faenas y después de cenar, ya de madrugada, duermen y descansan en un dormitorio sobre ruedas. Son en su inmensa mayoría pequeños negocios familiares que llevan generaciones heredando el duro e ilustre oficio de entretener, asombrar y hacer reír a la gente. Allá donde van llenan de contenido y alma la feria.

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