Donde no nieva

    07 mar 2022 / 16:56 H.
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    Para los almendros va a ser mala la nieve, y para los que no tienen con qué paliar el frío, para ellos sobre todo, porque en alguna parte ha de haber reserva de almendras de cosechas anteriores y porque seguro que se puede vivir perfectamente sin almendras, al menos durante un año. También será mala para los que están solos y no desean estarlo, y para los que se ganan el pan en la carretera o han de realizar un viaje inexcusable. Con la nieve nos ocurre un poco como con esa gente a la que vemos salir llorando de un hospital, pero al contrario: al pronto, siempre pensamos que han perdido a alguien, sin calibrar la posibilidad de que esa emoción responda a la situación opuesta a la que nosotros hemos pensado: el nacimiento de un niño o la superación de una complicada intervención quirúrgica. No pasa nada, es normal: la nieve, tras una ventana o sobre el trineo improvisado por el que descienden felices nuestros chiquillos una colina siempre resulta hermosa, y meditar de manera continuada las distintas circunstancias que puede ocasionar cualquier suceso compone un castigo innecesario. Lo mismo que con las guerras, nos afanamos en dar una explicación a las actuaciones de unos y de otros justo desde no se escucha el estruendo de las bombas, donde no nieva.

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