Dignidad y política

P or qué la derecha política de este país identifica el hacer oposición con la hipérbole, la agresividad descontrolada en las palabras e incluso con la mentira? Día tras día, con un cinismo que desmienten las hemerotecas, trata de acosar al ejecutivo con formas que distan mucho de hacer honor al lugar en donde se pronuncian: el Parlamento. Es este un término con el que se designa a la asamblea de los representantes del pueblo; deriva del francés “parlement”, vocablo que expresa la acción de “parler” (hablar): un “parlement” es una charla o discurso y, por extensión, se aplica a la reunión de representantes del pueblo donde se discute y resuelven los asuntos públicos. He aquí la clave donde se discute y resuelven los asuntos públicos. Hoy, y siempre que está la derecha en la oposición, el parlamento se halla lejos de su finalidad: ni se habla y, menos aún, se resuelven tales asuntos; sólo se dedican a los reproches, insultos y mentiras. La explicación de nuestra guerra civil que ha dado el señor Casado en el Parlamento, además de un atrevimiento ignorante, es una flagrante tergiversación. No nos merecemos tan poca calidad en nuestros parlamentarios. Exigimos mayor dignidad en la política.