Días de guerra

Son aún días de guerra. Y en la televisión un solo país. Y un solo presidente con una camiseta verde sigue presidiendo. En los supermercados de España las estanterías no tienen pescado ni fruta porque hay una huelga de transportistas por el alto precio de la gasolina. Tuvimos unos días rosas. En la radio decían que era lluvia de gusanitos. Parecía que los días fueran fotografías de carrete veladas, ajenas a la realidad, cerca de una película de cine. Y pienso en ello. En qué sentimientos trajo la calima. Si la lluvia trae agua o flexibilidad. Si el viento trae aire o desorden. Si la nieve trae montañas o seriedad. El desierto nos da un caminar seco y lento. Son días sin palabras. Hay poemas visuales llamados caligramas e imaginé dibujar o una vela, o una cometa, o un ancla, como metáfora de temblor, viento y esperanza. He pensado en escribir un poema japonés llamado haiku. Está compuesto por tres versos sin rima y diecisiete sílabas (5-7-5) que hablan de la estación del año, una escena cotidiana o de la naturaleza, y la contemplación de algo. Y este es mi intento: “Sin las nieves. Nubes del desierto. Laten sirenas”. Son días
sin palabras.