Descubrir El Kanka

La confinación nos ha traído de todo, como en botica. En este trasiego plagado de incertidumbres, mosqueos y alguna que otra alegría, hemos perdido y hemos ganado. Gente querida que no pudimos despedir en condiciones, plastas que nos sobraban en la agenda y descubrimientos maravillosos. Al principio de la cuarentena, mientras aterrizaba en el encierro, me llegó un vídeo de mi amiga Paz Camacho con una letanía que rezaba así: “Ponle la oreja a este tipo, que seguro que te va a gustar”. Aparqué el Epitafio de Charles Mingus y me puse manos a la obra. A los dos minutos empecé a lagrimear, pero no se confundan, no era de pena, fue de pura emoción. Yo soy así. Tengo que confesarlo, tenía noticias de él, pero no lo había escuchado nunca; y entregué la cuchara a las primeras de cambio. Me he chupado su discografía entera como el que se bebe un gazpacho cuando aprieta la calor. Sus canciones han sido mis sales minerales perdidas entre tantas emociones, me han aportado la frescura y la pureza que necesitaba. El Kanka ha sido mi gran descubrimiento confinado. El otro, me lo guardo para mí.