Datos al viento

    27 jul 2020 / 09:29 H.
    Ver comentarios

    La distancia de dos metros entre bañistas en las playas de nuestro litoral, con el fin de garantizar el distanciamiento social al que la covid-19 nos está obligando, no impidió que el pasado fin de semana pudiera ser testigo de una entretenida charla que mantenían algunos familiares que, ubicados en las hamacas de delante, tal vez no eran conscientes de la mala pasada que el fuerte viento de levante les estaba jugando, en relación a la privacidad de su conversación. Entre ponerme los auriculares y tratar de evadirme escuchando buena música y poner oídos al parloteo familiar, eso sí, con el pertinente disimulo propio del que no gusta de este tipo de intromisiones, no pude evitar la tentación de prestar atención y empaparme de un diálogo que tenía como telón de fondo aquello de si los teléfonos nos espían en las conversaciones cotidianas, y si usan estas grabaciones para enseñarnos publicidad personalizada en base a los intereses que hemos mostrado. Uno de los jóvenes trataba de explicar al resto, cómo Google y Facebook recopilan muchísima información de sus usuarios y tras estudiar esos datos, les permiten generar una publicidad personalizada muy completa. De hecho, trató de experimentar realizando desde su dispositivo móvil, una búsqueda para alojarse en un hotel de la costa, con la intención de que en la siguiente navegación sus padres comprobaran cómo “por arte de magia” recibiría publicidad de alojamientos para el verano en la zona en cuestión. Es un tema muy interesante, que si lugar a dudas y ejemplificado en este caso por una familia de clase media andaluza, preocupa a gran parte de la población que siente que su privacidad está en entredicho al aceptar determinados términos y condiciones de uso de las aplicaciones. ¿Somos verdaderamente víctimas de los algoritmos? ¿Somos realmente conscientes de la información que regalamos a las plataformas tecnológicas? Entre las dudas razonables que surgen del desconocimiento de los ciudadanos, los profesionales del big data se plantean cuestiones que tienen que ver con cómo los datos pueden servirles para conocer mejor al target e hiperpersonalizar el contenido para que su eficacia sea máxima. Demonizar a las empresas que tienen la capacidad de almacenar, analizar y explotar gran cantidad de datos, es obviar la importancia que para la toma de decisiones y para hacer predicciones sorprendentemente precisas, tienen las organizaciones y los estados en materia de marketing, meteorología, salud o transporte. Estas empresas recogen los datos de cada dispositivo para conocer cómo son los usuarios, ya que el móvil es esa ventana que está entre el mundo físico, a través del GPS, y el mundo digital a través de las aplicaciones. Esa información es la que ponen a disposición de las marcas y de los productores de contenido para, cumpliendo con la normativa que habitualmente aceptamos, enviarnos la publicidad y los contenidos de marca en función de nuestros datos comportamentales. La forma de recoger esos contenidos es diferente según la empresa que lo haga. Facebook por ejemplo, construye los datos comportamentales de los usuarios en función de la actividad que cada uno tiene dentro de la aplicación, es decir, a través de nuestros me gusta, de nuestras publicaciones, comentarios, búsquedas, a través igualmente de los emails que enviamos por gmail, o al decir si estás en tal sitio u otro. Hay otro tipo de empresas que guardan toda nuestra información instalando en las diferentes aplicaciones una herramienta (DPM) que recoge, agrega, centraliza y segmenta datos procedentes de varias fuentes (off y online) y que permite a las empresas saber quiénes son sus clientes, sus potenciales clientes y cuál es la mejor manera y el mejor momento para impactarlos. Lo que está claro es que, desde el punto de vista de la tecnología de hoy en día, es posible que conozcan casi todo de nosotros. Lo que habremos de conseguir es que cada plataforma consiga indicar lo que hace con la información que procesa. El resto es imparable.

    Articulistas