Cuerda para rato

15 abr 2019 / 09:22 H.

No tenía aún 8 años y ya empezó a mostrar su afición por las cuerdas. Alfonso Ramírez Alcázar se encariñó con el laúd, la bandurria y la guitarra y desde entonces no ha parado de sacar bellas melodías de sus cuerdas. Conozco a Alfonso desde hace casi 70 años, como conocí a su padre, a su desaparecido hermano Paco, y a su otro hermano, Pepe. Mi amistad con Paquito fue fraternal, y ese cariño se vuelca también en su familia. Mis primeros contactos con Alfonso fueron precisamente por su actividad como componente de la rondalla de Educación y Descanso, sobre todo cuando viajó con los recordados bailaores Angelita Gutiérrez —que se hizo famosa internacionalmente como Angela de Moral—, Manolo de Dios y el guitarrista Manolo Torres, a Agrigento (Italia) para representar a España. Esto sucedía en los años 50. Después, Alfonso ha viajado muchas veces al extranjero y recorrió España con su música de cuerda. De aquellas ya desaparecidas rondallas callejeras de tres o cuatro personas que iban de casa en casa felicitando en onomásticas y cumpleaños, Alfonso pasó a formar parte de la rondalla, junto a los recordados hermanos Pozas, de la Sección Femenina, que después sería Grupo de Coros y Danzas de Educación y Descanso, que fue dirigido entre otras personas por la inolvidable Trini Botello. Desparecido este organismo, sus integrantes formaron el grupo “Lola Torres” que aún perdura. Alfonso se jubiló de su trabajo en la construcción pero nunca se jubilará de la música. En los últimos años dirigió las rondallas de centros de jubilados como la del Polígono de El Valle, Arco del Consuelo, amén de dar clases particulares, siempre de manera altruista. Desde hace algún tiempo está al frente de la rondalla del Hogar de Pensionistas Jaén 2 Maristas, que precisamente ofrecerá un concierto con su coro en la Residencia de Santa Teresa. Zarzuela, pasodobles, piezas populares que se escucharán el próximo día 26. Su esposa, Isabel, falleció, y tiene cuatro hijos, José, Isabelita, Carmen y Alfonso, y siete nietos. Uno de estos nietos, Ismael, siguió la vocación de su abuelo y es profesor en el Conservatorio de Música de Sagunto (Valencia). Alfonso no tira la toalla y sigue manteniendo más viva que nunca su vocación musical que sólo dejó descansar de vez en cuando para montar en bicicleta, un deporte que es tradicional en su familia. Y a sus 86 años, aún tiene cuerdas para rato.